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Microcoches en el Museo Lowman

  • FLD
  • 17 ago 2019
  • 4 Min. de lectura

Actualizado: hace 5 horas


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La devastación que dejó la Segunda Guerra Mundial tuvo, entre muchas otras desastrosas consecuencias, la desestructuración de la industria del automóvil en Europa. La escasez de materiales, la destrucción del aparato productivo y la falta de capacidad adquisitiva marcaron una posguerra en la que gran parte del parque automovilístico había desaparecido. Aunque al terminar la guerra aparecieron algunos modelos nuevos, como el Renault 4CV en Francia, la mayor parte de la producción eran diseños previos al conflicto y solo unos pocos privilegiados podían acceder a ellos. A comienzos de los años cincuenta, numerosas empresas de diferentes países se lanzaron a la producción de microcoches, vehículos de reducidas dimensiones y habitualmente con motor de moto. Con formas a menudo curiosas, estos artilugios pretendían ser el medio de transporte de aquellas personas que no podían permitirse un coche convencional, pero que tampoco se conformaban con una moto.

Como complemento temporal a su excelente colección de automóviles, el Museo Lowman de La Haya ofrece, entre el 5 de julio y el 1 de septiembre, una interesante exposición de microcoches de diferentes fabricantes europeos. Una treintena de ejemplares de distintos países de los dos bloques en los que estaba dividida Europa durante la Guerra Fría reciben al visitante con gran simpatía.

Arnold van der Goot junto a su creación, el Shelter de 1958
Arnold van der Goot junto a su creación, el Shelter de 1958

No podían faltar los productos holandeses estando en La Haya. Entre ellos, destaca un Shelter de 1958. Arnold van der Goot, que por entonces era un joven ingeniero aeronáutico, lo diseñó y fabricó las piezas necesarias para montar 20 ejemplares. Este pequeño monocilíndrico de dos tiempos es poco más grande que una silla de ruedas carrozada. Lamentablemente, la llegada al mercado ese mismo año del DAF 600 tuvo sobre los microcoches holandeses el mismo efecto que el Seat 600 en España: estos productos se volvieron invendibles. En la exposición participó el propio Arnold van der Goot, quien posa orgulloso junto a su creación.

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El Bambino 200 tuvo más éxito en Holanda. Con una carrocería de fibra y una forma que emulaba una gota de agua, se fabricó entre 1955 y 1957. Al igual que el Nobel chileno, que se puede ver en el Museo Lira de Santiago, el Bambino 200 es una copia bajo licencia del Fuldamobil alemán, como el que lo acompaña en la misma exposición. Del Bambino 200 se hizo un prototipo descapotable, el 200 Sport, que se presentó en el Salón de Ámsterdam de 1957. Este ejemplar único, procedente de un museo de Estados Unidos, también forma parte de los vehículos expuestos.


BMW Isetta y BMW 600
BMW Isetta y BMW 600

Los países con una mayor variedad de marcas representadas son Gran Bretaña y Alemania. Entre las británicas, encontramos ejemplos como Allard Clipper, AC Petite, Bond Minicar, Frisky Family Three, Opperman Union, Peel P50 y Coronet. En el caso de Alemania, que en aquella época estaba dividida entre los dos bloques separados por el Muro de Berlín, encontramos marcas de ambos lados. De Alemania Occidental son el original Messerschmitt KR 175, el Fuldamobil, del que hemos hablado antes, y otros como el Heinkel Kabine 154, el Maico 500, el Goggomobil TS-250 y la versión coupé del modelo que también se fabricó bajo licencia en el País Vasco, así como dos BMW con puerta de apertura frontal: el Isetta 250, derivado del modelo italiano original, y el 600, la versión alargada con capacidad

Messerschmitt KR 175
Messerschmitt KR 175

para cuatro plazas. La antigua Alemania Oriental, por su parte, está representada por un IFA P70.

De la extinta Checoslovaquia, también en el antiguo Bloque del Este, procede un curioso Velorex Oskar 16, con estructura tubular cubierta por lonas de vinilo y motor Jawa, es quizá el vehículo de la exposición que con aspecto más cercano a una motocicleta.


Velorex Oskar 16
Velorex Oskar 16
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De Francia proceden un minúsculo Rolux Baby, que recuerda a un coche a escala para niños, con la carrocería inspirada en los años treinta, y dos modelos de diseño italiano: el Velam Isetta y el Vespa 400.


Finalmente, en el centro de la sala se pueden ver tres microcoches fabricados en Barcelona. Una primera versión del Biscuter, aún sin marcha atrás, y una microcamioneta JFC Delfín comparten el mismo motor monocilíndrico Hispano Villers, como tantas otras creaciones españolas de dos y cuatro ruedas de la época. Junto a ellos se encuentra un PTV 250, fabricado por AUSA, empresa de Manresa dedicada aún hoy a la producción de vehículos. Con su elegante carrocería descapotable, el PTV se diferencia del resto de la producción nacional, que equipaba motores fabricados bajo licencia, ya que tiene un propulsor de diseño propio.


PTV 250
PTV 250

Biscuter 100
Biscuter 100

Compartiendo sala con los microcoches se encuentran otras maravillas del automóvil. Destaca un magnífico Lancia Astura con un motor V8 de tres litros, un modelo diseñado por Battista «Pinin» Farina que Mussolini eligió como vehículo oficial para su gobierno. Junto al Astura se encuentra otra joya: el Tatra T87, en mucho mejor estado que el del Museo Lomakov de Moscú, que podemos ver en la entrada del blog dedicada a este modelo.


Tatra T87 y Lancia Astura
Tatra T87 y Lancia Astura

Ha sido una agradable coincidencia visitar el Museo Lowman precisamente durante el período de exposición de los microcoches. Si siempre es un placer hacer la excursión en bicicleta desde Delft o La Haya, esta vez la recompensa ha sido doble.


También puedes leer este post en catalán

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