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La nave 122 de Seat

En un país en el que no abundan los museos de automóviles, los rumores sobre la existencia de una colección secreta de Seat creó una leyenda entre los aficionados que soñaban con que el fabricante podría estar impulsando un gran museo sobre la marca. La leyenda siguió creciendo conforme se iba difundiendo el nombre de la ahora mítica “Nave 122”, en la Zona Franca de Barcelona, ​​en la que se suponía que Seat tenía escondidos ejemplares únicos de la marca. Con el tiempo, la propia empresa ha ido dando difusión, con cuentagotas, de la existencia de la colección que, según Isidre López, su responsable, podría ser el germen de un futuro museo.

La existencia de la colección ha sido posible gracias a la sensibilidad y visión de Elvira Beloso, secretaria de dirección cuando VW adquirió Seat. Con la llegada de los primeros responsables alemanes a la dirección de la empresa, Elvira recibió la orden de borrar todo rastro del pasado Fiat de Seat. Con gran valentía y sin duda poniendo en riesgo su puesto de trabajo, Elvira debió de pensar que el patrimonio de Seat trascendía la actividad empresarial de la empresa y era parte de la memoria colectiva del país, por lo que decidió preservar los ejemplares de automóvil que consideraba más representativos de la empresa escondiéndolos por diferentes rincones de las instalaciones. Fue años más tarde cuando una nueva dirección entendió el valor de esas antiguallas y aceptó que podían aportar valor a la imagen de la marca. Así se creó “Seat históricos” una unidad encargada de mantener viva la historia de la marca.


La colección cuenta actualmente con unos 350 coches, de los que buena parte se encuentran en la famosa Nave 122. Se trata de un almacén en el que los coches están limpios, bien ordenados y mantenidos en perfectas condiciones. No están tan apretados como en algunos museos y hay suficiente espacio entre las filas de coches, pero se echa de menos la posibilidad de poder contemplar los vehículos desde cualquier ángulo, especialmente aquellos más singulares.

Los coches están dispuestos en orden cronológico, en una secuencia lógica que el visitante agradece. En este sentido destaca la evolución del Ritmo que se presenta con un ejemplar original, un clon de la primera versión italiana, con sus llantas “botón”, separado de un Ronda del mismo color por el ejemplar del juicio contra Fiat en la Cámara de Comercio Internacional, que tiene pintadas en amarillo las partes que diferencian al Ritmo del Ronda. A continuación se puede ver uno de los escasos Ronda Crono 2.0 y, por último, el primer ejemplar fabricado de la versión tres volúmenes del Ritmo/Ronda, el Málaga.

El primer pasillo comienza con los modelos más antiguos de la marca y avanza cronológicamente hasta el final de la etapa Fiat. Al final conecta con el segundo pasillo que sigue con la secuencia, ya con modelos de la época VW, incluyendo prototipos de salón y ejemplares de competición.

Como no podía ser de otra forma los primeros modelos expuestos son de 1400 y de 600. Me gustaron particularmente unas maquetas a escala aproximadamente 1:2 de modelos antiguos y recientes de la marca. Entre los modelos singulares destacaban el 1400 y los 600 Savio que se utilizaban para pasear a las visitas por la fábrica. En los vídeos del NO.DO de la época se puede ver a Franco y otros personajes de la dictadura visitando las instalaciones a bordo de estos ejemplares.



Algunos modelos están representados por el primer ejemplar fabricado, otros por unidades restauradas que la marca ha ido recuperando. Me gustaron particularmente el 600 Formichetta y el 1400 furgoneta que todavía participa como asistencia en algunos rallyes históricos. El día de la visita se podía contemplar ejemplares de prácticamente todos los modelos de serie de la etapa, sólo eché de menos algún ejemplar de 124 Sport y dos derivados del Panda que me encantan, la Seat Trans y el Panda Terra, el resto diría que estaban todos. Isidre López confirmó que la colección incluye más modelos únicos que no se presentan en la 122, como algún 1400 Serra. Hay rumores que apuntan a que la empresa ya tiene o está buscando ejemplares difíciles de encontrar, como el 850 de 4 puertas corto, o algún ejemplar de coches de los que no se sabe si quedan supervivientes, como el Emelba 7 o el Múltiple, la versión Seat de la Multipla italiana.

Por último, la nave cuenta con prototipos de salón de los años 90 hasta la actualidad y algunos destacados coches de competición. Aquel día no estaba la réplica del 124 Gr4 con el que la marca hizo historia en el Rally de Montecarlo de 1977, pero fue muy gratificante poder ver ejemplares como el Ibiza Bimotor y el Marbella Proto G40 que tanto alegraron los rallyes de tierra de finales de los 80.

Tener la oportunidad de visitar la Nave 122 ha supuesto cumplir un gran sueño que creo que es compartido por muchos aficionados al automóvil, que esperamos que algún día, no demasiado lejano, el museo de la marca sea una realidad.


También puedes leer este post en catalán o inglés




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