El descanso de los Pobeda
En el museo Lomakov de Moscú destaca la presencia de un par de convertibles alemanes de los treinta supuestamente relacionados con personajes relevantes de la época. Tanto el Mercedes 540K, como el Horch 853, se encuentran, como dirían los franceses, “dans son jus”, tal como estaban el día que fueron utilizados por última vez por sus propietarios. El resto, no más de una treintena, son mayoritariamente coches rusos que se amontonan entre motos, máquinas de coser, objetos de automobilia, banderas comunistas y retratos de Lenin. Sin duda una experiencia iniciática para quien no esté familiarizado con la estética soviética.
La mayoría de los coches se encuentran en estado original, completos pero sin restaurar. Lo más atractivo del museo, en cambio, está fuera, en el terreno que lo rodea. Decenas de coches rusos de los treinta a los setenta están al aire libre esperando que aparezca alguien dispuesto a restaurarlos, según me dijeron, están todos a la venta.
La primera vez que estuve en este museo los tuve que fotografiar desde fuera de la valla, la señora que controlaba la entrada me echó la bronca por hacer fotos sin su consentimiento y por supuesto no me dejó entrar a la parcela donde estaban los coches. Esta vez fue diferente. La anciana que estaba al cargo fue todo amabilidad, incluso hablaba inglés y me explicó la historia de aquellos coches más singulares. Tampoco tuvo ningún problema al dejarme pasear por el terreno, siempre que fuera acompañado por ella.
En el patio predominan los Moskvitch 400, basados en el Opel Kadett de 1938 que Stalin se quedó como botín de guerra y los GAZ Volga y Pobeda que se encuentran por decenas. También me impresionó la silueta oxidada de un Tatra que parecía ser del modelo 87, una lástima que una belleza como aquella estuviera deteriorándose a la intemperie.
GAZ Pobeda
El GAZ Pobeda «Побе́да», parece ser el preferido del propietario del museo, incluso ha hecho camisetas con su imagen. Se trata de un coche que a pesar de no haber visto nunca en Occidente, me resultó conocido desde el primer momento. Su carrocería está inspirada en el Opel Kapitan de 1938, que tampoco es un modelo con el que esté familiarizado. Sin duda recuerda al Peugeot 203 con las aletas integradas en la carrocería y la parte de atrás inclinada.
El Pobeda representa todo un hito para
la industria automovilística rusa, o mejor dicho soviética. Hasta inicios de los años cuarenta la mayoría de la producción estaba basada en modelos norteamericanos, siendo los Ford A los más populares. En plena Guerra Mundial ya se veían capaces de desarrollar sus propios automóviles, esto si, tomando como modelo versiones de otros fabricantes. El Pobeda fue desarrollado durante el conflicto bélico, de hecho, la fábrica de GAZ (Planta Automotriz Gorki) fue bombardeada repetidamente por la aviación alemana, a pesar de lo cual no se llegó a interrumpir completamente la fabricación de camiones y carros blindados a la que estaba destinada.
La presentación a Stalin de los prototipos del Pobeda se hizo durante la etapa final de la batalla de Stalingrado, por lo cual el coche recibió este nombre tan triunfalista, «Побе́да», que en ruso significa “Victòria”, de hecho parece que fue el mismo Stalin el que tomó la decisión final sobre el nombre. El Pobeda, o GAZ M20 fue el primer automóvil soviético que tenía un nombre propio puesto que hasta entonces todos se designaban únicamente por siglas. En España también hubo en 70 un Austin que se llamaba “Victoria”, pero nunca se me había ocurrido pensar que este nombre tuviera una inspiración bélica, siempre lo había asociado al nombre de una mujer, como en el caso de Mercedes-Benz.
El Pobeda está movido por un motor de 4 cilindros de válvulas laterales. Parece que se desarrollaron simultáneamente una versión de 4 cilindros y otra de 6, pero el mismo Stalin rechazó el motor más grande por no considerarlo adecuado para la época de carestía de la posguerra.
El lanzamiento al mercado se produjo en 1946 y hasta 1958 se produjo un cuarto de millón de unidades. A partir de 1951 se construyó también en Polonia, con el nombre de FSM Warszawa, donde se mantuvo hasta 1973. Algunas furgonetas derivadas del mismo chasis se fabricaban todavía en 1998.
A pesar de que en Polonia se popularizó una versión de tres volúmenes del Pobeda, en el mercado ruso la carrocería original concentró la mayoría de las ventas. En las fotos podéis ver una versión taxi (el coche azul) y una versión convertible, del estilo del Citroën Visa Plein Air. Ambas fotos corresponden a ejemplares en el Museo del Transporte de Moscú que estaban en mejor sido que los expuestos al Lomakov.
Si como a mí os gusta pasear entre docenas de coches oxidados el Museo Lomakov es vuestro lugar. Si queréis más información sobre los Pobeda podéis consultar la web de este club ruso donde se explica con detalle la evolución del modelo (www.pobeda-club.ru). Otro día hablaremos de los Volga, los sucesores del Pobeda y como este, todo un símbolo de la oligarquía soviética.