El Cadillac de Coro
Si hay un lugar donde un aficionado a los coches clásicos puede hacer nuevos descubrimientos en cada esquina este es Venezuela. Es cierto que la mayoría no se pueden considerar de colección porque son el medio de transporte de sus propietarios y muchos están en un estado lamentable, pero algunos están bastante enteros y tampoco es raro encontrar alguno bien restaurado. En estas condiciones no puedes olvidarte la cámara en casa ya que cualquier día puedes toparte con sorpresas interesantes.
Aquel fin de semana habíamos estado en Morrocoy, uno de esos lugares del Caribe con cayos y playas de coral blanco donde puedes ver nadar a los peces a tus pies en las aguas cristalinas. Decidimos hacer una excursión de un día en Punto Fijo y Coro. El mayor interés de Punto Fijo es que funciona como puerto franco y los venezolanos van a comprar electrodomésticos y otros productos de importación. Punto Fijo está en el extremo de la pequeña península de Paraguaná que está unida al continente por un estrecho istmo que en algunos lugares no es mucho más ancho que la carretera. El atractivo de ir a Paraguaná es parar un rato en los "Médanos de Coro". Este parque natural incluye el istmo con sus playas, los manglares y las dunas o "médanos" que dan nombre al parque.
No son más de 500m de dunas los que luchan por tragarse a la carretera, pero una vez consigues trepar hasta arriba del todo el paisaje cambia, la arena llega hasta el horizonte y da la impresión de estar entrando en la inmensidad del Sahara.
La ciudad de Coro cuenta con una rica historia. Fue la primera ciudad fundada en Venezuela que subsistió y desde la que se colonizó el resto del país. Curiosamente no fueron los españoles los que iniciaron la colonización, sino alemanes a los que la Corona les dio el derecho a explorar el país a cambio de saldar deudas pendientes. Unos veinte años después cuando vieron que la cosa les iba bien y seguían hablando alemán los españoles les revocaron el contrato y Neu Augsburg volvió a ser Santa Ana de Coro.
Actualmente el centro de la ciudad aún mantiene la trama urbana cuadriculada con las calles empedradas, casonas de adobe e iglesias de la época colonial, un marco ideal para encontrar coches clásicos. En Venezuela ves tantos Ford, Chevrolet, Dodge, etc de los 70 que acabas por no hacerles caso, pero encontrarte todo un Cadillac Series 62 de 1954 en la puerta del supermercado no pasa en todas partes. Era un sedán de cuatro puertas que sin ser tan atractivo como un Eldorado coupé o descapotable no deja de ser impresionante con cerca de 6 metros de longitud.
El charco de aceite que había bajo el motor podía ser suyo o de cualquiera de sus vecinos. Se puede ver que el coche está completo y pese a que la pintura estaba cuarteada diría que estaba en funcionamiento, los cristales y la carrocería se veían limpios. Esta serie no es de las más exageradas y pese a la abundancia de cromados y que la cola ya trata de imitar un cohete espacial el coche es elegante y proporcionado. Quién sabe si todavía se le podrá ver cruzando los Médanos de Coro.