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Ford C 1935 (ESP)


Ford C descubierto en Valencia. Este ejemplar pertenece al mismo propietario desde los años sesenta, es probablemente el Modelo 10 superviviente más antiguo de España.


Hace unas semanas conocí a Pepe, otro aficionado a los coches clásicos que aseguraba tener un eje trasero completo para un Ford C como el que estoy restaurando desde hace 15 años. Parece que mi coche tiene el diferencial en buen estado, pero nunca está de más tener otro de recambio por si acaso ya que ese es uno de los puntos débiles de este modelo.


Cuando conocí a Pepe me dijo que tenía el eje completo. Me sorprendió que conociese este modelo ya que es un poco raro, pero parece que hace años él tuvo un Ford Y, el hermano pequeño del C. El eje que me proponía se utilizó hace décadas en un carro de caballos, pero comprarlo me pareció una buena oportunidad para aprender a desmontarlo e intentar restaurarlo sin poner en peligro el mío. Tener dos ruedas de radios de recambio también me hacía gracia, así que una soleada mañana de otoño decidí ir a ver si valía la pena comprarlo, al fin y al cabo estaba a menos de una hora de casa.

Encontré a Pepe en la gasolinera en la que habíamos quedado, desde allí le seguí hasta el corral donde tenía el material. A parte del eje había más piezas de coches viejos, alguna moto de postguerra y un SEAT 124 de principio de los setenta.

En cuanto abrió la puerta me di cuenta de que algo andaba mal, aquel eje no parecía el de mi coche, las llantas eran más altas y estrechas. Enseguida comprobé que las llantas eran de 21”. El diferencial era de los que se parten por la mitad, no del estilo banjo como los que llevan los pequeños Ford ingleses. Me puse a buscar fotos en internet y pronto pude comprobar que el que tenía delante se correspondía a un Ford T, con unas ruedas de radios como las que llevaban las unidades posteriores a 1925. Cuando Pepe vio las fotos reconoció que era el mismo modelo de coche que él había desguazado.



Los dos nos sentimos un poco decepcionados. A Pepe le sabía mal haberme hecho ir para nada. Él estaba convencido de que se trataba de un Modelo C, de hecho él estaba familiarizado con el Modelo Y, ya que había tenido uno. Para que no me fuese de vacío me invitó a visitar un amigo suyo que tenía un Fiat Topolino, un modelo que siempre da gusto ver. El caso es que su amigo tenía el taller cerrado y tampoco pudimos ver el Topolino.

Pepe insistía en que en el pueblo había un Ford C que pertenecía a un hombre mayor, pero era poco probable que lo pudiésemos ver ya que no iba a menudo a su viejo taller. Tras la experiencia con el diferencial yo tampoco tenía muy claro que fuese a tratarse de un Ford C. El caso es que decidimos ir a probar suerte. Llamamos repetidamente a la puerta y cuando ya estábamos a punto de irnos vimos que se acercaba alguien a la otra parte del vidrio.


Nos abrió la puerta Ángel. A sus 94 años todavía le gustaba pasarse por su antiguo taller a pasar un rato con su coche. Al verlo me quedé boquiabierto, esta vez si que se trataba de un C, casi idéntico al mío, de color negro, de cuatro puertas y con el volante a la izquierda. Además, a diferencia del mío, estaba en muy buen estado. Fue el primer coche de Ángel, se lo compró a un maestro de escuela en los años sesenta y lo utilizó a diario hasta que lo sustituyó por un SEAT 850. Su tercer coche es el Ford Fiesta de 1989 que se puede ver al fondo de las fotografías.


Entrar al taller fue como viajar en el tiempo, había toda clase de herramientas con las que antiguamente te podían reparar un coche sin necesidad de tener recambios. El coche estaba sobre unos caballetes para evitar deteriorar los rodamientos. Ángel tenía los capós levantados y estaba revisando las conexiones eléctricas. Cualquiera que haya tenido un coche de 6 voltios sabe que es mejor tener la batería desconectada si el coche no se utiliza, de lo contrario su vida útil será muy limitada. Ángel no solo la tenía desconectada sino que para poner el motor en marcha dentro del garaje prefiere utilizar la manivela. Actualmente el “forito” llevaba una batería nueva de 6V, pero Ángel se ha convertido en un experto en manipular las baterías para convertirlas de 12V a 6.




Me impresionó el estado en el que estaba el coche, la carrocería no tenía corrosión por ningún lado y el interior estaba mejor que en muchos coches de 5 años. Al ver unos adhesivos que decían “taxi” pensé que se podía haber utilizado para el servicio público y que podía tener infinidad de kilómetros. Ángel me confirmó que no había sido así, actualmente el coche utilizaba una vez al año en las fiestas del pueble donde aparece en un desfile y Ángel se ofrece a pasear a los vecinos en su reliquia, es por eso que le han puesto las pegatinas.



Como nunca ha dejado de estar en circulación el Ford ha tenido que ir adaptándose a las normativas de las distintas épocas, así con el tiempo se le han ido añadiendo elementos no originales. Los intermitentes delanteros parecen una adaptación de las luces de posición de los SEAT 600 de primera serie, los pilotos posteriores diría que son de un SEAT 1400, el resto de los reflectantes e indicadores también parecen accesorios de los años 50 y 60.


Lo que me pareció más interesante del coche es que todavía llevaba el número de matrícula original con el que fue registrado en Valencia en mayo de 1935. Busqué el número de bastidor y aunque no se leía con claridad pude comprobar que se trataba de uno de los 10 supervivientes más antiguos del mundo, el más viejo del que hay constancia en España. Incluso el motor es original y Ángel guarda otro de recambio que también funciona perfectamente.


Una mañana que había comenzado con la decepción de encontrar una pieza que no era la que había ido a buscar terminó con el descubrimiento de uno de los ejemplares más originales que había visto nunca y con la satisfacción de conocer a unos aficionados tan auténticos como Ángel y Pepe, espero volver pronto y ver el “forito” rodando por la calle.

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